Cuando un profesional de la salud no actúa dentro de las normas de atención aceptables, se considera negligencia médica. La víctima puede tener la opción de demandar por daños y perjuicios si su lesión se debe a una negligencia médica.

La buena noticia es que las demandas por negligencia médica no son difíciles de presentar. El demandante no está obligado a demostrar que el médico tenía la intención de causar un daño. La carga de la prueba recae en el abogado de los médicos para demostrar que el médico tratante siguió una norma de cuidado.

Por desgracia, puede resultar difícil si el paciente recibe un diagnóstico erróneo o se le prescribe un tratamiento inadecuado para una determinada enfermedad. La clave en este tipo de casos es probar la negligencia médica y el daño real debido a esa negligencia.

La negligencia es un término jurídico que describe una situación en la que alguien no ha actuado con responsabilidad o ha hecho algo que cualquier persona razonable haría en esas circunstancias. Puede definirse como ser descuidado, imprudente o no actuar como lo haría una persona razonablemente prudente en circunstancias similares.

En la ley de lesiones personales, el diagnóstico erróneo es cuando un médico no diagnostica o diagnostica mal algo que cualquier médico con su nivel de formación y la información disponible debería haber sido capaz de averiguar.

Algunos ejemplos de diagnósticos erróneos que pueden provocar daños personales son:

• El infarto y el ictus hacen que el paciente busque un tratamiento incorrecto
• Cribado de cáncer omitido por el proveedor de servicios médicos
• Embolia pulmonar diagnosticada erróneamente como neumonía
• La enfermedad de Lyme y la celiaquía se diagnostican erróneamente

Los estudios han revelado que
más del 5 por ciento de los adultos estadounidenses reciben un diagnóstico erróneo por parte de sus médicos
. Un estudio estimó que la asombrosa cifra de 12 millones de estadounidenses adultos se ve afectada cada año.

El retraso en el diagnóstico es el hecho de provocar un retraso en la identificación de los síntomas o de una enfermedad. A veces esto se hace intencionadamente debido a la negligencia del médico, mientras que otras veces puede deberse a una mala comunicación entre el paciente y el médico.

Estos casos pueden implicar cualquier tipo de negligencia, incluida la negligencia gástrica, las lesiones personales por resbalón y caída, la negligencia médica e incluso la negligencia médica.

Si su médico tarda demasiado en diagnosticar su enfermedad -y su salud y bienestar se resienten por ello-, puede presentar una reclamación por negligencia contra él. Este tipo de casos de lesiones personales implican conceptos médicos más complejos que otros tipos, como las lesiones por accidente de tráfico, y por lo tanto requieren un análisis más detallado.

La negligencia médica es un problema que afecta a todas las personas, incluidas las embarazadas. Los médicos pueden cometer errores durante el embarazo o el parto que causen daños irreparables al feto y a sus padres.

Algunas de las
lesiones de nacimiento más comunes
incluyen:

• Parálisis braquial
• Moretones o marcas de fórceps
• Caput Succedaneum
• Cefalohematoma
• Parálisis facial
• Fracturas
• Hemorragia subconjuntival

Cuando esto ocurre, supone una pesada carga económica para la familia por el cuidado continuo de sus hijos y el estrés emocional de no saber si el bebé sobrevivirá o la gravedad de la lesión.

Los errores quirúrgicos suelen provocar graves daños al paciente. Los estudios muestran que casi el 75% de los errores se producen durante la cirugía. Pueden incluir una gran variedad de posibles errores.

Algunos errores comunes son:

• Falta de control de la hemorragia
• Operar a un paciente equivocado
• No controlar los signos vitales del paciente
• Operar en la parte del cuerpo incorrecta o en el lado opuesto
• Dejar el equipo médico dentro de un paciente
• Dañar nervios, tejidos u órganos
• Realización de un procedimiento inseguro

En un mundo ideal, la cirugía sería lo más segura posible. Por desgracia, los errores ocurren y, cuando lo hacen, pueden tener consecuencias que alteren la vida del paciente. Nadie espera las complicaciones que pueden surgir de la cirugía o de cualquier otro procedimiento, pero esperamos que nuestros cirujanos sean profesionales competentes capaces de manejar incluso los imprevistos con gracia.

Un error de medicación se produce cuando a un paciente no se le da el medicamento correcto o se le da demasiada o muy poca medicación en el momento adecuado. Los errores de medicación pueden producirse en cualquier entorno sanitario, incluidos hospitales, clínicas, consultorios médicos y farmacias.

Los errores de medicación en los centros sanitarios pueden ser mortales para los pacientes. Son una de las principales causas de muerte y lesiones entre los pacientes de todos los hospitales. Los errores de medicación pueden producirse en cualquier punto de la cadena de suministro, desde la receta del médico hasta la zona de dispensación de la farmacia.

Las infecciones son uno de los efectos secundarios más comunes de los medicamentos. Los antibióticos, por ejemplo, pueden causar problemas en los intestinos y provocar diarrea o estreñimiento. Los analgésicos pueden afectar al hígado y dificultar el control del azúcar en sangre. Tomar varios medicamentos también puede interactuar de manera que cause problemas graves que ninguno crearía por sí solo.

Las infecciones hospitalarias son una de las complicaciones más comunes para los pacientes y son responsables de millones de muertes al año en todo el mundo. Las HAI pueden producirse cuando el cuerpo entra en contacto con otra persona o con el entorno.

Las infecciones hospitalarias más comunes son por bacterias, como Staphylococcus aureus y Pseudomonas aeruginosa, u hongos como Aspergillus, Candida albicans y Cryptococcus neoformans. Estos patógenos entran a través de las vías respiratorias, el tracto gastrointestinal o la piel.